"Made in heaven, made in heaven,
It was all meant to be... Written in the stars..."
Esta vez es uno solo de los gerentes quien nos trae esta epatante historia. ¡Hulk destruye, Cuervolandia INNOVA!
Cuervo, cuervo, cuervo….
Cuando
Quintanaurría se puso el cucurucho forrado de estrellas y
constelaciones y sacó su péndulo de cuarzo verde me dieron ganas de
sacarlo a patadas de la comisaría, pero decidí darle una oportunidad a
la curiosidad y postergar ese momento, quizá porque estábamos cerca de
Navidad, quizá porque ese día había desayunado bien, quizá porque estaba
empezando a desesperarme en la resolución de los crímenes del relojero.
Tenía
12 informes de víctimas en la mesa de mi despacho, todas asesinadas por
un tiro certero en la frente disparado por una 38 no registrada y con
silenciador, parecían personas escogidas al azar, no había nexo entre
ellas, no había ni una huella, ni un testigo, ni una triste pista… el
asesino siempre se adelantaba a nuestros pasos, llevábamos cuatro meses
investigando y no salíamos del mismo maldito punto de partida.
Quintanaurría
sabía perfectamente a qué venía y por supuesto, supo exactamente qué
palabra decir para conseguir pasar de la recepción a mi despacho.
..14:35, no hizo falta más.
El investigador de
lo oculto, como ponía su tarjeta, de color marfil añejo con una línea
beige, bonita, pero no impactante, no esperó una invitación a sentarse,
sabía que la conversación no iba a ser breve.
¿Cómo
lo supo? Le pregunté sin rodeos, 14:35 estaba escrito en la nota que
apareció en la mano del último cadáver, todas las demás notas
aparecidas en los otros 11 cadáveres tenían una hora diferente marcada
en números escritos por una máquina de escribir Olivetti Lettera 2000,
no habíamos filtrado el dato jamás, pero Quintanaurría lo sabía y por
eso estaba delante de mí con su cucurucho y su péndulo, sosteniendo mi
mirada sin aparentar nerviosismo alguno. Su respuesta no se hizo
esperar.
-Los astros me lo dijeron.
Mi
paciencia estaba ya empezando a ponerse a prueba… pero no me dio la
impresión de ser el típico bromista que por cuenta de los asesinatos
vienen a tomarle el pelo a la policía o a intentar sacar la tajada
mediática del charlatán de feria.
Explíquese, le dije.
-Como
usted sin duda ignora, soy un parapsicólogo investigador de lo oculto,
he dedicado muchos años a estudiar el fenómeno de las cartas astrales y
puse un anuncio para buscar voluntarios que se dejaran realizar una,
sólo les pedía su fecha y hora exacta de nacimiento para intentar
conocer su destino a través de su carta astral… Pues bien, la última
víctima, la Sra. Montero Arróstegui, era cliente mía, y al realizarle su
carta supe inmediatamente que iba a morir asesinada el día 19 de
diciembre de este año, porque su fecha de nacimiento fue el día 22 de
mayo de 1963 y nació…. a las 14:35. Los astros que regían ese momento
indicaban inequívocamente su fecha de muerte.
Cualquier
observador medianamente cuerdo ya habría mandado a paseo a
Quintanaurría mucho antes de oir mencionar la palabra “carta astral”,
sin embargo, por loca que pareciese, su hipótesis era la más sólida que
teníamos hasta hora. Intrigado, consulté varios dossieres al azar que
tenía en mi mesa y le contesté con cierto aire triunfal…
-Mire,
Sr. Quintanaurría, ni me gusta perder el tiempo, ni me gusta hacérselo
perder a los demás. Como puede comprobar en estos documentos del Registro Civil que constan en los expedientes de las demás víctimas,
las horas de nacimiento no coinciden con las que figuran en las notas
encontradas.
Quintanaurría me miró atentamente y lejos de mostrarse molesto o airado me contestó muy serenamente.
-Los
datos de hora de nacimiento del registro no son fiables, son declarados
por el padre cuando va a registrar al recién nacido. Los verdaderos
datos se encuentran en el registro del hospital. Y en ellos me baso para
elaborar las cartas. Como puede comprobar, la hora de nacimiento de la
señorita Montero Arróstegui no es la que figura en la hoja registral
de su expediente…
He de reconocer que esa
respuesta me dejó impresionado, las piezas del puzzle cuadraban casi tan
perfectamente que la teoría de Quintanaurría no sólo dejó de parecerme
absurda, sino que me empezó a gustar.
Entonces según Usted, ¿el asesino puede tener conocimientos de astrología?
Quintanaurría elevó su péndulo sobre la mesa y este empezó a girar lentamente.
-Eso
no lo sé, pero puedo decirle que el destino está escrito en las
estrellas, que ni usted ni yo estamos aquí por casualidad y que la
próxima víctima ha nacido el año 1973, el 23 de diciembre a las 12:25 y
seguramente morirá mañana a las 15:28 exactamente.
En
ese momento el péndulo se detuvo apuntando en mi dirección sin obedecer
a las normas físicas de los movimientos de oscilación pendular ni de la
ley de la Gravitación universal…
El 23 de diciembre era mi cumpleaños.
CONTINUARÁ.
¿Qué pasará, qué misterios habrá? Puede ser la Pedroche... Cualquier persona, famosa o no, podría ser la siguiente víctima ágata-christiana ¡e incluso la asesina!.
ResponderEliminarSomos tan solo polvillo levemente agitado en el aire por las corrientes de las mecánicas cuánticas y celestes: no me extraña que cosas así puedan suceder. Menos mal que en esta ocasión hay alguien avezado en estos temas que guía a nuestro tan desconfiado como despistado polizonte.
Es notorio que, cuanto más tardan en publicar en el blog, mejores son los relatos... Pero ojalá la continuación de este no tarde demasiado.
¿Feliz 2021? No, amigues. Será lo que a los astros toque disponer... Ni siquiera ellos son libres. Chequeen mi web.
Estimado Ofiuco, la labor del gerente es la de intentar pergeñar sendas y caminos en atmósferas posibilistas. Nos agrada sobremanera que el relato haya despertado dudas y cuanto menos curiosidad, dado que el debate sobre el determinismo aún sigue siendo tabú en muchos círculos filosóficos.
ResponderEliminarAgradecidos y emocionados le emplazamos a leer el siguiente capítulo de esta inquietante aventura...