24 de diciembre de 2020

Valor cartastral

 

 

"Made in heaven, made in heaven,
It was all meant to be... Written in the stars..."

 

Esta vez es uno solo de los gerentes quien nos trae esta epatante historia. ¡Hulk destruye, Cuervolandia INNOVA!

Cuervo, cuervo, cuervo….

Cuando Quintanaurría se puso el cucurucho forrado de estrellas y constelaciones y sacó su péndulo de cuarzo verde me dieron ganas de sacarlo a patadas de la comisaría, pero decidí darle una oportunidad a la curiosidad y postergar ese momento, quizá porque estábamos cerca de Navidad, quizá porque ese día había desayunado bien, quizá porque estaba empezando a desesperarme en la resolución de los crímenes del relojero.

Tenía  12 informes de víctimas en la mesa de mi despacho, todas asesinadas por un tiro certero en la frente  disparado por una 38 no registrada y con silenciador, parecían personas escogidas al azar, no había nexo entre ellas, no había ni una huella, ni un testigo, ni una triste pista… el asesino siempre se adelantaba a nuestros pasos, llevábamos cuatro meses investigando y no salíamos del mismo maldito punto de partida.

Quintanaurría sabía perfectamente a qué venía y por supuesto, supo exactamente qué palabra decir para conseguir pasar de la recepción a mi despacho. ..14:35, no hizo falta más.

El investigador de lo oculto, como ponía su tarjeta, de color marfil añejo con una línea beige, bonita, pero no impactante, no esperó  una invitación a sentarse, sabía que la conversación no iba a ser breve.

¿Cómo lo supo? Le pregunté sin rodeos, 14:35 estaba escrito en la nota que apareció en la mano del último cadáver, todas las demás notas  aparecidas en los otros 11 cadáveres tenían una hora diferente marcada en números escritos por una máquina de escribir Olivetti Lettera 2000, no habíamos filtrado el dato jamás, pero Quintanaurría lo sabía y por eso estaba delante de mí con su cucurucho y su péndulo, sosteniendo mi mirada sin aparentar nerviosismo alguno. Su respuesta no se hizo esperar.

-Los astros me lo dijeron.

Mi paciencia estaba ya empezando a ponerse a prueba… pero no me dio la impresión de ser el típico bromista que por cuenta de los asesinatos vienen a tomarle el pelo a la policía o a intentar sacar la tajada mediática del charlatán de feria.

Explíquese, le dije.

-Como usted sin duda ignora, soy un parapsicólogo investigador de lo oculto, he dedicado muchos años a estudiar el fenómeno de las cartas astrales y puse un anuncio para buscar voluntarios que se dejaran realizar una, sólo les pedía su fecha y hora exacta de nacimiento para intentar conocer su destino a través de su carta astral… Pues bien,  la última víctima, la Sra. Montero Arróstegui, era cliente mía, y al realizarle su carta supe inmediatamente que iba a morir asesinada el día 19 de diciembre de este año, porque su fecha de nacimiento fue el día 22 de mayo de 1963 y nació…. a las 14:35. Los astros que regían ese momento indicaban inequívocamente su fecha de muerte.

Cualquier observador medianamente cuerdo ya habría mandado a paseo a Quintanaurría mucho antes de oir mencionar la palabra “carta astral”, sin embargo, por loca que pareciese, su hipótesis era la más sólida que teníamos hasta hora.  Intrigado, consulté varios dossieres al azar que tenía en mi mesa y le contesté con cierto aire triunfal…

-Mire, Sr. Quintanaurría, ni me gusta perder el tiempo, ni me gusta hacérselo perder a los demás. Como puede comprobar en estos documentos del Registro Civil que constan en los  expedientes de las demás víctimas, las horas de nacimiento no coinciden con las que figuran en las notas encontradas.
 
Quintanaurría  me miró atentamente y lejos de mostrarse molesto  o airado me contestó muy serenamente. 

-Los datos de hora de nacimiento del registro no son fiables, son declarados por el padre cuando va a registrar al recién nacido. Los verdaderos datos se encuentran en el registro del hospital. Y en ellos me baso para elaborar las cartas. Como puede comprobar, la hora de nacimiento de la señorita Montero Arróstegui no es la que figura en la hoja registral de su expediente…

He de reconocer que esa respuesta me dejó impresionado, las piezas del puzzle cuadraban casi tan perfectamente que la teoría de Quintanaurría no sólo dejó de parecerme absurda, sino que me empezó a gustar.

Entonces según Usted, ¿el asesino puede tener conocimientos de astrología?

Quintanaurría elevó su péndulo sobre la mesa y este empezó a girar lentamente.

-Eso no lo sé, pero puedo decirle que el destino está escrito en las estrellas, que ni usted ni yo estamos aquí por casualidad y que la próxima víctima ha nacido el año 1973, el 23 de diciembre a las 12:25 y seguramente morirá mañana a las 15:28 exactamente. 

En ese momento el péndulo se detuvo apuntando en mi dirección sin obedecer a las normas físicas de los movimientos de oscilación pendular ni de la ley de la Gravitación universal…

El 23 de diciembre era mi cumpleaños.

CONTINUARÁ.

 

2 comentarios:

  1. ¿Qué pasará, qué misterios habrá? Puede ser la Pedroche... Cualquier persona, famosa o no, podría ser la siguiente víctima ágata-christiana ¡e incluso la asesina!.

    Somos tan solo polvillo levemente agitado en el aire por las corrientes de las mecánicas cuánticas y celestes: no me extraña que cosas así puedan suceder. Menos mal que en esta ocasión hay alguien avezado en estos temas que guía a nuestro tan desconfiado como despistado polizonte.

    Es notorio que, cuanto más tardan en publicar en el blog, mejores son los relatos... Pero ojalá la continuación de este no tarde demasiado.

    ¿Feliz 2021? No, amigues. Será lo que a los astros toque disponer... Ni siquiera ellos son libres. Chequeen mi web.

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  2. Estimado Ofiuco, la labor del gerente es la de intentar pergeñar sendas y caminos en atmósferas posibilistas. Nos agrada sobremanera que el relato haya despertado dudas y cuanto menos curiosidad, dado que el debate sobre el determinismo aún sigue siendo tabú en muchos círculos filosóficos.
    Agradecidos y emocionados le emplazamos a leer el siguiente capítulo de esta inquietante aventura...

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