4 de septiembre de 2007

Valentín Schlinder Pashnavi?

'Muerte por hipoteca 700984821'


'Don't walk'

-Pase, pase...

El doctor Lupiáñez activó el metrónomo, encendió un cigarrillo, dio una calada y lo apagó con vehemencia en un cenicero triangular. Sacó su bloc de notas y tras invitar a tumbarse en el diván al caballero hindú que acababa de entrar, se situó tras su cráneo e inició el siguiente diálogo:

-Cuénteme su historia Sr. Schlinder- Pashnavi.

-Verá doctor. Por primera vez en mi vida me encuentro desnortado, perdido, no hallo reposo en la meditación, no encuentro sosiego en el ayuno, no sé cuánto podré seguir así..., La verdad no sé por dónde empezar a contarle.....

- Tenemos tiempo, empiece por el principio ¿Por qué decidió ser Fakir?

-La pregunta es ¿Cómo puede alguien no querer ser Fakir? Sí doctor, el control absoluto del cuerpo por la mente, el dominio del dolor, la cercanía a la iluminación a través del desapego físico, esa fue mi razón de ser,... mi razón de ser hasta ahora... Claro.

-¿Cómo llegó a controlar el dolor?

-Doctor, yo no controlo el dolor, el dolor existe por sí mismo, surge en cualquier esquina, no hace falta clavarse nada para sentirlo, el dolor somos nosotros, está en nuestra esencia. Yo sólo aprendí a convivir con él, desde que mi padre me dio de comer mi primera bombilla, desde que empecé a actuar en el circo de mi abuelo clavándome agujas en las manos y la lengua a mis tiernos siete años. Todos los días en mi camita de clavos soñaba con el día de actuar en un lugar con clase, un lugar como Cuervolandia, con su atracción de Mondo Egypto, en la que yo era la estrella...

-Ahá... (dijo el doctor Lupiáñez, arqueando una ceja y apuntando frenéticamente en su pequeño bloc de notas sus últimas impresiones "posible trauma infantil").

-Mi pasión por el dolor se fue sofisticando más a base de trabajo y esfuerzo, llegué a ver de corrido infumables producciones de dieciséis horas de metraje premiadas en el festival de Sundance, ir a clases de derecho romano e internacional privado a las ocho de la mañana y estudiar las asignaturas sin estar matriculado siquiera, no pagué dos años de Hacienda, sólo para ver cómo me embargaban todos mis bienes, sólo por el placer de buscar la perfección en el dolor, el dolor, DOLOOR, DOLOOOOOOOR, ¡DEVUÉLVAME MI DOLOR , DOCTOR LUPIÁÑEZ, DEVUÉLVAME MI DOLOOOR!!!!!!!!!!!, ¡¡¡¡¡¡DOLOOOOOOOOOR!!!!!.

Mientras pronunciaba estas palabras, Schlinder Pashnavi saltó sobre la mesa del doctor y se golpeó varias veces con la esquina de la mesa en la cabeza. Lupiáñez ante esta situación descontrolada, apuntó en su libreta "trastorno obsesivo por el sufrimiento", le propinó un puntapié para que se calmara aún más y tras varios puñetazos y collejas, logró reconducir al diván a Schlinder Pashnavi que lloraba desconsolado....

-Tranquilo Sr. Pashnavi, estamos aquí para ayudarle... (Dijo el doctor, dándole a su paciente sonoras bofetadas en la cara).

-No siento dolor... (dijo Valentín sollozando), no sufro. Sus bofetadas y collejas no me proporcionan ninguna alegría, no crea que no se lo agradezco, pero son más bien aburridas y dadas sin convicción.

-Hago lo que puedo, pero esta no es la vía amigo Schlinder Pashnavi, lo que pretendo encontrar es el motivo que provocó en usted esa terrible insensibilidad hacia lo que más ama.

-No lo sé yo estaba tan feliz, el día de los hechos, había venido al trabajo en un autobús regional, que paraba en todos los pueblos viendo la misma película trasnochada de las últimas doce veces, aún saboreaba unas ortigas crudas que me había encontrado a la orilla de la carretera, y cuando ya en el trabajo, me encontraba con mi público, con mis queridos niños, empecé mi número de contorsión y punzamiento con varillas de fuego y en lo mejor del número la vi, ella era..., no sé cómo era, sólo me acuerdo de un abrigo gris.... El resto ya lo sabe.

-Exactamente, se quedó absorto en medio del número y de no ser por los cuerbomberos se nos queda usted en el sitio.

-Ayúdeme doctor. No he vuelto a sentir amor por mi profesión desde ese día.

-Paciencia amigo Schlinder Pashnavi....vuelva regularmente a mis sesiones, el camino será duro pero creo que poco a poco lo iremos consiguiendo.

El doctor Lupiáñez acompañó a Valentín a la puerta, guardó en el bolsillo su bloc de notas. Encendió un cigarrillo, dio una calada, lo apagó en el cenicero de cinzano que había caído al suelo tras el ataque de Schlinder Pashnavi, esta vez lo hizo sin vehemencia, reflexionó unos instantes y paró ..... el metrónomo.

Atención, los coches eléctricos pueden dar calambre.
Cuervooooooolandiaaaaaaaaaaaaaaaa.

9 comentarios:

  1. Ah... el sabor de Cinzano y la pasión por lo oriental....

    ResponderEliminar
  2. Como dijo Nietzsche,si todo gran hombre es considerado mayoritariamente como verdadero hijo de su tiempo y, en cualquier caso, sufre de todos los achaques que acucian a éste más intensa y más sensiblemente que el resto de los hombres pequeños, la lucha de uno de estos grandes contra su tiempo será, sólo en apariencia, una lucha absurda y destructiva contra sí mismo.

    Pero, desde luego, sólo en apariencia; pues en ella combate contra aquello que le impide ser grande, lo que para él no significa sino ser libre y ser él mismo.

    De aquí se sigue que su enemistad, en el fondo, se dirige precisamente contra lo que está en él, pero que, sin embargo, no es propio de él; esto es, contra la impura confusión y coexistencia de lo que es inconfundible y eternamente irreconciliable, contra la falsa adherencia de la tempestividad a su intempestividad; y, al final, el supuesto hijo de su tiempo se revela únicamente como su hijastro.

    ResponderEliminar
  3. Cipriano Krieg escribió: "...y, al final, el supuesto hijo de su tiempo se revela únicamente como su hijastro."

    Pero no nos reveles el final, hombre... ¬_¬

    ResponderEliminar
  4. Como lle dixen a Zajar nunha ocasión, os 500 kilobytes mellor empregados do día.

    A visita a Cuervolandia, como sempre en pantuflas e batín.

    Cor-voo-brigado

    ResponderEliminar
  5. A mi es que como no me lo escribáis en ingles... uuhuhhuhhh
    morralla y más morralla, ni papa, queremos un best seller!!!!!

    ResponderEliminar
  6. Es que el dolor, ¡Ay el dolor!, es la manera más tangible de saber que estás vivo.

    Quemarse en plena cuervofunción por la figura de mujer que vestía el abrigo gris... acaso fue tanto el dolor que se autoanestesió?

    Todo es posible, en todo caso, un relato en el que cualquier parecido con la realidad sería mera casualidad, fuera de los límites de cuervolandia. O no.

    ResponderEliminar
  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  8. Estimados clientes:

    Una vez más la gerencia se congratula de su atención y les agradece sus impagables aportaciones y veo que han captado la esencia de lo que yo quería relatar:
    -Amigo imaginario fiel a su nick ha resumido el texto en imágenes que nos evocan la atmósfera creada.

    -O amigo Illich, galego estepario, abrúmanos e hónranos co seu incondicional apoio,¡unha aperta forte!

    -El Sr. Krieg, estableció un paralelismo entre el relato y la filosofía de Nietsche,he de reconocer que si al crearlo no pensaba en ello, el resultado tiene muchos puntos en común con ella ¿En qué pensarán los superhombres?.

    -No se enfade Sra. Palomitera, los finales destripados son frecuentes
    en los cuervocines.

    -A nuestros lectores trasatlánticos les diremos que en cuervolandia siempre acaba lloviendo, aunque nunca al gusto de todos, aún así intentaremos lo del best-seller.

    -A nuestra admirada y querida mejor amiga le dejamos con la pregunta en el aire, las mejores conclusiones son las que saca cada lector-autor y continuamos invitandola a ella y a todos nuestros cuervolectores a que graznen con nosotros hasta que la noche sea de los cuervos.

    Un cordial abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Genios!!!!!!!!!!

    Gerentes genios!!!!!!!!!!!!!!

    Necesito su asesoramiento urgente.

    Me atrapó de comienzo a fín, que buenos gerentes que son... Doloooor, Dolorrr de no tenerlos en mi empresa!!!!

    Ups...acabó el refrigerio...a trabajar.

    Maya

    ResponderEliminar

Sírvase expresar aquí su graznido: