Capítulo final de la saga 'Conjunción letal'. La quinta dosis es la que cierra el círculo y la que permite alcanzar la inmunidad de la bandada de cuervos ante las historias que nos endosan gestores bancarios, agentes de seguros y políticos varios. Apriétense la goma con los dientes y preparen la vena.
Cuervolandiaaaa…
La mujer se bajó del SEAT 600, saltó sobre Quintanaurría y le plantó un largo beso en la boca. En calidad de atónito y azorado observador de esta escena, no pude sino darme la vuelta pudorosamente y esperar un minuto y medio mientras observaba el lugar donde se desarrollaba esta escena surrealista que estaba viviendo en estos momentos.
Estábamos en algún lugar del desierto de los Monegros, concretamente en el parking semivacío de un extraño parque de atracciones cuyo nombre era anunciado por lejanos y viejos altavoces… No era un lugar desagradable, pero me producía cierto inquietante desasosiego, probablemente porque a pesar de no estar comunicado por ninguna carretera con ningún sitio, el lugar tenía parking y había algunos coches aparcados. Estábamos a 24 de diciembre y eran las 14:30.
Habíamos llegado andando hace dos horas, Quintanaurría había trazado con tiza un círculo en el suelo con extraños símbolos rúnicos y llevaba largo rato haciendo una especie de conjuro que incluía ofrendas, exvotos y cánticos en lenguas desconocidas.
Mientras él bailaba y cantaba dando vueltas a su círculo, yo aún seguía dándole vueltas a mi cabeza, había hecho examen de conciencia y me preparaba para asumir con entereza el destino que, al parecer, estaba escrito para mí en las estrellas.
Según la constelación que rigió mi nacimiento, dentro de una hora y 28 minutos va a aparecer en medio de esta nada una persona que me disparará un tiro en la frente. Por la trayectoria de los disparos anteriores probablemente lo hará a una distancia de aproximadamente un metro, apretará el gatillo con la mano derecha y yo, al igual que las otras 12 víctimas, recibiré el disparo en una posición relajada y sin signos de defensa, dolor o temor, por lo cual sospecho que estaré sumido en una especie de trance hipnótico o bajo el efecto de una droga. Cuando haya acabo su cruel misión, esa persona dejará una nota sobre mi cadáver con mi hora de nacimiento, las 15:28, escrita con una Olivetti Lettera 2000.
El motivo de mi asesinato se me presenta aún borroso, porque por una parte entiendo que la persona que me asesinará lo hará porque comparto mi destino con otras doce víctimas que han nacido bajo una conjunción letal, aunque, tras la lectura de la leyenda Chorotega del volcán Massaya, empieza a tomar forma en mi cabeza la sospecha de que mi muerte obedece a un plan más elaborado en el que las doce víctimas, el asesino y yo somos simples peones en una partida concebida hace mucho tiempo.
En medio de mis pensamientos oí el ruido de un motor a lo lejos. A medida que el ruido se hizo más fuerte y nítido, apareció por el horizonte un SEAT 600 pintado con rombos blancos y negros que tardó un rato en llegar, y cuando aparcó justo delante del círculo, contemplé estupefacto que iba conducido por el musculoso arlequín de la cafetería.
El arlequín saludó a Quintanaurría desde el volante. De repente se abrió la puerta del copiloto y descendió del coche una mujer menuda, de unos 67 años, con el pelo muy rizado, casi afro, con unas gafas de sol grandes y redondas, chaleco, pantalones bombachos holgados y llena de anillos, collares e innumerables abalorios.
-¿Qué pasa, Quiiiin? ¡¡Tíooo, cuánto tiempo que no me invocas!!
Sin dar oportunidad a la réplica, saltó sobre Quintanaurría y le plantó el tremendo beso en la boca con el que ha comenzado este relato.
-¡¡Qué bien besas, ladrón!! ¿Me has preparado lo mío?
Quintanaurría hizo una señal, el arlequín sacó una nevera portátil del coche y preparó un litro de calimocho. La mujer se sentó en el suelo, justo delante del círculo que Quintanaurría había trazado, y se sirvió un vaso mientras Quintanaurría ofreció lo que yo prefiero interpretar como un cigarrillo, para no verme obligado a detener a quien quizá fuese mi única oportunidad de descubrir la verdad de todo este enloquecido caso. Una vez acomodada, me señaló mirando a Irving.
-¿Quién es esta prenda? -dijo mostrando una sonrisa llena de braquets.
-Inspector Lucas, le presento a Chaciutique, diosa nicaragüense del fuego y guardiana del volcán Massaya, a la que intuyo querrá usted hacerle muchas preguntas...
-Encantado de conocerla -dije yo, intentando disimular mi estupefacción. A estas alturas la lógica ya estaba fuera de la partida, pero si quería resultados, tenía al menos que seguirle el juego a Quintanaurría…
-¡¡Qué educao eres, tronco!! Apaláncate una birra y yo te explico lo que quieras... ¡Y llámame Chaci, porfa, que mi nombre completo se os hace siempre bola a los humanos!
-Está bien -dije intentando no pensar en lo ridículo de la situación-. ¿Qué es la conjunción letal? ¿Por qué me van a matar dentro de… 45 minutos?
-Así me gusta cariño. ¡Al grano, que el tiempo apremia!
Chaciutique dio una calada al “cigarrillo” y dijo:
-Porque tú eres el último sacrificio que hace falta para que se rompa el hechizo de la sinvergüenza de Nequepio… Sí, ya sé que te has leído la historia.
-¿Qué clase de trato hicieron Nequepio y usted?
-¡Que me trates de túu, hombre ya! ¡¡Relajaté, que eres un afortunado!! ¡No sabes la envidia me das, que te matan en una hora! Yo aquí toda la eternidad existiendo y estoy hasta los ovarios… Bueno, al loro, yo lo que pacté con esa golfa era que, si yo le salvaba el culo a su novia, ella me sustituiría como guardiana del inframundo por lo que queda de eternidad…
Yo cumplí mi parte y convertí a ambas en una pieza de cuarzo viva que las mantendría unidas para siempre, y así yo podría por fin tener una existencia terrenal de persona mortal y vivir la vida sin tener que estar en ese **to volcán, e irme de fiesta en fiesta hasta que el cuerpo aguante… Pero algo salió mal y aquí me tienes, sólo salgo a dar una vuelta cuando colegas como Quinta me invocan para darme un alegrón de vez en cuando.
En este instante, la deidad apuró de un sorbo largo el tubo de calimocho, y tras exclamar "¡¡Ahhhh, que buenoo!!", retomó la historia.
-Bueno, amor, pues acelero antes de que te apiolen. Resulta que el machista maltratador del Rey Nangue encuentra el corazón y las separa, y para que vuelvan a juntarse son necesarios 13 sacrificios de personas nacidas en la conjunción astral que ya conoces, y nada, macho… que te toca… Tómate una, que te va a hacer falta… -dijo extendiéndome una cerveza y cogiéndose otra para ella.
Iba a abrir la lata y tomármela cuando me vino una idea a la cabeza…
-Niyujui no quiso, es eso lo que salió mal, ¿verdad?
Chaciutique me miró y su rostro demudó en un gesto entre triste y serio…
-Eres muy perspicaz, Lucas. El trato era con Nequepio, a ella sí la podía obligar a ocupar mi puesto en el volcán, pero a Niyujui no… Cuando hicimos el pacto, Nequepio me dijo que Niyujui estaría de acuerdo, pero no era así; cuando se tiró al cráter agarró a Niyujui contra su voluntad y la forzó a estar unida a ella por toda la eternidad, convertida en cuarzo… Si la vida eterna es un castigo de por sí, estar atada a otra alma por toda la eternidad me parece una crueldad aún más terrible… Al principio me cabreé tanto que intenté matarlas a las dos y entré en erupción durante tres días, pero el hechizo ya estaba hecho, ambas eran una pieza de cuarzo inmortal… y si no querían ambas vigilar la puerta del inframundo, tendría que quedarme yo en mi eterna condena, aunque involuntariamente ese cretino del Rey Nangue, al tirar la piedra contra la roca sagrada, solucionó el problema: las separó y ahora una busca a la otra, y la otra intenta evitar la unión…
-¿Las víctimas lo sabían?
La deidad Chorotega se puso a cantar en bajito, casi susurrando una especie de mantra monocorde.
En ese momento, intervino Quintanaurría.
-Efectivamente, Angélica Pinni Lestrade era amiga de Itziar Montero. Cuando Itziar le contó las antiguas leyendas chorotegas que le había narrado su abuela, Angélica se entusiasmó con la idea de publicarlas en un libro... Sin saberlo, se desencadenó una sucesión de acontecimientos que conectaron a muchas de las víctimas entre sí. Todos los relacionados con ese libro nacieron bajo la conjunción letal y todos fueron muriendo en el día y la hora exacta de su destino… Puede que todo sea una trama de Nequepio o una simple casualidad, pero el caso es que sí se conocían…
Miré el reloj, faltaban 5 minutos.
-Posiblemente muera pronto, pero antes quiero poner las cartas sobre la mesa…
Usted no es Irving Quintanaurría, en realidad todo este tiempo estuve hablando con un péndulo que posee a su poseedor. Estuve hablando con Niyujui y a esta hora no sé cuál es su plan, no sé si va a juntarse con la otra parte del péndulo y completar el hechizo, no sé qué pintan aquí ese arlequín y la diosa del fuego, no entiendo su loco plan y el tiempo se acaba...
Quintanaurría se acercó a mí, y entre lágrimas me dijo:
-Efectivamente, soy Niyujui... Espero que un día me puedas perdonar por lo que te he hecho, y por lo que voy a hacerte ahora. Llevo toda la vida huyendo de mi destino, pero ya ha muerto demasiada gente…
Súbitamente, Quintanaurría se sacó el péndulo del bolsillo y, empujándome al centro del círculo que había trazado en el suelo, me dio un golpe seco con él en la cabeza...
Acto seguido, Chaciutique dio una calada a su extraño cigarro y expelió por su boca una espesa nube de humo que me impidió ver lo que sucedía a mi alrededor, hasta que de repente oí una voz femenina...
-Buenas tardes, ¿inspector Lucas? Tenemos una cita ahora…
La voz provenía de una extraña pero hermosa mujer, que apareció de la nada vestida con un abrigo rojo, y me miraba a los ojos apuntando a mi frente con una 38.
Entonces todo pasó rapidísimo: el arlequín musculoso intentó agarrar a la desconocida y esta, haciendo una llave de artes marciales que no había visto en mi vida, lo lanzó varios metros hacia un lado. En ese instante de distracción, Chaciutique cogió de la mano a Quintanaurría y se esfumaron en el aire, confundiéndose con el humo del cigarro que había dejado en el suelo… "¡¡¡Buena suerte, figura!!!…" -acerté a oír a lo lejos...
La bella mujer volvió a apuntarme a la cabeza. Su mirada reflejaba que no era nada personal.
En ese momento me invadió una sensación de profunda paz y relajación. No entendía nada y a la vez lo entendí todo... Desde ese estado de elevación espiritual inspiré profundamente, y al espirar, mi mente contempló atónita cómo de mi boca brotó sin control alguno la palabra...
-Proceda.
Bang
Luz
Silencio
EPÍLOGO:
El 24 de diciembre de ese año, una fuente en la selva nicaragüense dejó de manar agua salada.
El inspector Lucas fue encontrado por un misterioso arlequín sólo y amnésico en medio del desierto. Tenía una extraña cicatriz en la frente y llevaba en su mano lo que parecía ser un péndulo verde con una bala del 38 incrustada en su interior. La línea del destino de su mano derecha presentaba una bifurcación que antes no tenía.
No volvieron a aparecer más víctimas que siguieran el patrón de la constelación letal, y el caso se archivó sin resolver en una nave administrativa de Aranda de Duero.
La puerta del averno del volcán Massaya no aparecía guardada por nadie; sin embargo, las almas condenadas y los demonios que allí habitaban no se escapaban, porque una extraña piedra de cuarzo verde asumió las funciones de guardiana.
El libro Antiguas Leyendas del Momotombo fue visto por última vez en la estación de autobuses de Nimes, víctima sin duda de la moda del bookcrossing.
Irving Quintanaurría fue visto por última vez analizando manchas antropomorfas que aparecían en diversos locales nocturnos de Benidorm. Iba acompañado de una hippie de mediana edad que se mostraba imbatible bebiendo roncolas en los karaokes ingleses de la zona. Ambos parecían vivir algo parecido a un romance.
El espíritu de Niujuy, libre ya de su prisión de cuarzo, vaga por el mundo apareciéndose de vez en cuando como un invisible sentimiento de cariño y bienestar que aparece en momentos inesperados por las atracciones de Cuervolandia.
De la mujer del abrigo rojo no hemos vuelto a tener noticia.
FIN
La gerencia informa de que el próximo 7 de febrero, el gerente ponente de esta revitalizadora saga nos regalará un "truecumentary" o 'making-of' de la historia, con la participación de varios de sus protagonistas. Será la guinda del pastel y nos permitirá una gozosa metacomprensión de los quiénes, los cómos y los porqués. ¡Graznad, graznad, malditos!