Cuervolandiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!
Estimados clientes gracias por sernos fieles durante todo este tiempo, no esperábamos menos de Uds. y nos complace seguir ofreciéndoles cobijo en este parque que es el suyo.
Como ya es tradición celebramos nuestro aniversario con un relato alimonado que es ácido y dulce al mismo tiempo y les dejará un sabor de boca que durará hasta el próximo relato o cuervopoema o bien hasta que se coman unos cuervoñigos que regeneren su PH bucal. Un abrazo y gracias:
No se porqué asocié a la capital asiática el negro azabache de su mirada o el fulgor de su sonrisa, mancha de nieve en la amapola roja de sus labios... el caso es que desde ese momento dejé de ser yo mismo y cuando me preguntó el precio de las velas beiges y marrones para poner en el cuervoabeto navideño sólo obtuvo como respuesta un segundo de intenso silencio seguido de un torrente de palabras que fluyeron de mi corazón a mi boca sin pasar por el cerebro y que decían cosas como: "Ya se que no la conozco pero me he enamorado de usted", "es usted sublime, huyamos juntos a Katmandú" y "¡¡¡Béseme por Dios, hágame el hombre más felíz de este mundo!!!". De pronto el tiempo se detuvo y sólo oí sus palabras: "Muchas gracias caballero, aquí tiene su vuelta"....
Con el dinero aún en la mano me pregunto si esa mujer ha existido alguna vez o es producto de mi imaginación, si en realidad he dicho esas palabras, si en realidad la he besado, si le he dado bien el cambio y dónde diantres está Katmandú.
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