Cuervolandiaaaaaa!!!!
Al señor Cormonas director de la cadena de parques de atracciones “Los Palominos” no le importaba que sus beneficios hubiesen crecido exponencialmente en el último trimestre, no le importaba que la mayoría de los ediles, alcaldes, alcaldables y diputados provinciales se peleasen entre sí por tener en sus villas ciudades y pueblos un parque de su franquicia, tampoco le importaba un comino el que todos los artistas número uno de cuarenta besen literalmente las huellas que deja en el suelo a cambio de una actuación en sus “resorts” y parques de atracciones….Sí…, al Sr. Cormonas le iban bien las cosas, nadie lo podía negar, reputado miembro de consejos de administración de las cajas de ahorros más influyentes, contactos y simpatías entre los miembros de gobierno y oposición, sus atracciones eran las más modernas, sus animadores eran los más graciosos y valorados, su comida basura era la más insana, sus fuegos artificiales los más espectaculares y vistosos, las atracciones diseñadas a la vez por expertos en marketing y pedagogos de fama internacional, tenían esa eficaz combinación entre lo formativo y la incitación al consumismo en ese sector tan agradecido para el empresario como son las familias…
Pero Cormonas no sonreía…es más, en cuanto hubo aparcado su lujosa berlina en su mansión sita en el barrio más exclusivo de Madrid, besó a quinta esposa y a sus ocho hijos reconocidos los cuales habían sacado muy buenas notas, hizo el amor con su amante con la habitual desgana y tras hacerse unos largos en su piscina cubierta, se puso un albornoz y se dirigió al cuarto privado, aquel que ni siquiera los criados más fieles de la mansión podían profanar y allí se sirvió en un vaso de cristal tallado virtuosamente, la primera copa de Brandy-Cola de la noche, la cual se bebió sin paladear ni apreciar el retrogusto ni la melosidad del brebaje mientras contemplaba su colección de trofeos.
La colección de Cormonas era envidiable, se componía de ciento dieciséis bolas de cristal rellenas de agua y porexpán desmigado que al agitarlas hacían efecto de nieve sobre una pequeña escultura representativa de los parques de atracciones que Cormonas había comprado, controlado como accionista mayoritario o desintegrado directamente, por haberse interpuesto en sus ansias expansivas. Nada satisfacía más a Cormonas que pasar su vista por aquellas bolas de recuerdo haciendo caer la falsa nieve sobre los parques temáticos bajo su bota Mickey Mouses, Bugs Bunnys, y mascotas varias de parques de todo el mundo…Pero esta vez Cormonas cogió una bola que no estaba con las demás la única bola que no había podido añadir a su colección, la contempló largo tiempo sentado en su sillón de orejas de cuero marroquí y bebió otro trago de Brandi-Cola, la volvió a mirar y quedó sumido en un profundo sueño entonces exclamó Cuervolandiaaaaaaaa, y abrió su mano dejando caer la bola al suelo donde se hizo añicos y dejando en el suelo ajedrezado de la estancia la imagen de un cuervo sonriente en medio de un charco rodeado de porexpán….
“El tragar fuegos no provoca caries, eso sí en todo caso da un cierto ardor de estómago” Schlinder-Pashavi (Memorias de un Fakir)