Beatus IlleAquella noche las estrellas lucían a través de la tupida capa de lejanas nubes negruzcas.
Aquella noche los negros flequillos de los emos no eran capaces de cegar las miradas amorosas y alegres.
Aquella noche el viento seco del desierto mecía el matorral con armónica cadencia.
Aquella noche el vino era rubí, los vasos eran diamantes, las velas (de la tienda de velas de cuervolandia) eran perlas... las verduras tibias servidas en los platos de plástico del cuervorrestaurante eran esmeraldas.
Aquella noche los perros abandonados aullaban boleros con sus gargantas resecas y sus colmillos rotos. Los cuervos graznaban pianissimo la sonata "Claro de Luna"... Los grillos y las cucarachas chirriaban por Papá Levante "Aunque Parezca Mentira".
Por una noche nada importaban los acertijos. Los misterios paranormales quedaron a un lado. No esperaba avistar OVNIS esa noche. Tampoco percibir psicofonías, o encontrarse con nuevos criptogramas dejados por ancestrales civilizaciones, ocultos en las etiquetas del Cuervofrutas.
Por una noche traducciones de antiguos textos apocalípticos no inundaban su mente. Tampoco recordaba la fecha y hora del próximo exorcismo al que el nuevo arcipreste le había invitado.
Por una noche San Malaquías y Nostradamus no se respiraban en el ambiente y el Apocalipsis se detuvo.
Aquella noche Irving Quintanaurría, Investigador de lo Oculto, estaba enamorado. Aquella noche era correspondido...
Aquella noche los negros flequillos de los emos no eran capaces de cegar las miradas amorosas y alegres.
Aquella noche el viento seco del desierto mecía el matorral con armónica cadencia.
Aquella noche el vino era rubí, los vasos eran diamantes, las velas (de la tienda de velas de cuervolandia) eran perlas... las verduras tibias servidas en los platos de plástico del cuervorrestaurante eran esmeraldas.
Aquella noche los perros abandonados aullaban boleros con sus gargantas resecas y sus colmillos rotos. Los cuervos graznaban pianissimo la sonata "Claro de Luna"... Los grillos y las cucarachas chirriaban por Papá Levante "Aunque Parezca Mentira".
Por una noche nada importaban los acertijos. Los misterios paranormales quedaron a un lado. No esperaba avistar OVNIS esa noche. Tampoco percibir psicofonías, o encontrarse con nuevos criptogramas dejados por ancestrales civilizaciones, ocultos en las etiquetas del Cuervofrutas.
Por una noche traducciones de antiguos textos apocalípticos no inundaban su mente. Tampoco recordaba la fecha y hora del próximo exorcismo al que el nuevo arcipreste le había invitado.
Por una noche San Malaquías y Nostradamus no se respiraban en el ambiente y el Apocalipsis se detuvo.
Aquella noche Irving Quintanaurría, Investigador de lo Oculto, estaba enamorado. Aquella noche era correspondido...
Ay mi madre!... pero con el calor que da el amor, con lo poco refrescante que resulta, a quién se le ocurre... al menos se lee rápido, cosa que es de agradecer. Me voy a poner la insulina que me noto rosa.
ResponderEliminarAquella noche Irving Quintanaurría estaba inspirado y lo supo transmitir.
ResponderEliminarParece que este año el romanticismo ha llegado a Cuervolandia, mis felicitaciones a Irving Quintanaurría que se ha atopado con el más oculto de los mistérios y por lo que veo ya está inmerso en el primero de sus efectos que es la percepción alienada de la realidad, ¡ánimo Irving!
ResponderEliminarSi si, ustedes animenle a que se despiste y deje de indagar en las etiquetas del Cuervofrutas, que cualquier dia se nos presentaran aqui las huestes extraterrestres y no estaremos avisados ni preparados para ello.
ResponderEliminarEl motivo de la extincion de la humanidad?? El Sr. Quintanaurria estaba enamorado. Bravo, una y mil veces bravo.