Cuervolandiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Su mente estaba obcecada... Sabía que la solución a sus anhelos se encontraba tras este maldito enigma. No podía quitárselo de la mente, tan cerca, ¡¡TAN CERCA!!. Si lo averiguase, si diese con la fuente del misterio, por fin podría descansar.
Pero por más vueltas que Irving Quintanaurría, Investigador de lo Oculto, le daba al tema, siempre llegaba a la misma conclusión:
- Los muñecos de nieve no hablan, maldita sea!!
Siempre que preguntaba a otros afamados investigadores, le contestaban de la misma manera. Opinaban lo mismo... pero para él no era suficiente.
- ¿Es que la parapsicología se ha estancado?
- No, Irving, no, no nos hemos estancado, es que te centras en objetos de estudio sin interés... Los muñecos de nieve no hablan.
Parecía que todo un proyecto de vida comenzaba a desmoronarse. Parecía que la culpa de todo era suya, y que se centraba en cuestiones absurdas. "Pobres ineptos estancados viviendo del cuento... ¡¡Hay mucho en juego!!"
No podía claudicar. Sospechaba que algo más importante que sus propias aspiraciones personales estaba en peligro. No podía ser mera casualidad, y él lo sabía. Debía poner todo su empeño en preservar Cuervolandia. Y en su mano estaba una de las claves que podían ponerla a salvo de sus terribles sospechas. Tan sólo tenía que dar respuesta a esa maldita pregunta que parecía repetirse desde hacía años, en su mente, en sus sueños, y cuando formaba frases con las letras de su "sopa de letras", ese espesito manjar que servían en el cuervorrestaurante a la temperatura idónea de 9 grados centígrados....
¿QUÉ LE DICE UN MUÑECO DE NIEVE A OTRO?
Aviso: No dejen sueltos a sus hámsters, los cuervos podrían alimentarse de ellos accidentalmente.
Su mente estaba obcecada... Sabía que la solución a sus anhelos se encontraba tras este maldito enigma. No podía quitárselo de la mente, tan cerca, ¡¡TAN CERCA!!. Si lo averiguase, si diese con la fuente del misterio, por fin podría descansar.
Pero por más vueltas que Irving Quintanaurría, Investigador de lo Oculto, le daba al tema, siempre llegaba a la misma conclusión:
- Los muñecos de nieve no hablan, maldita sea!!
Siempre que preguntaba a otros afamados investigadores, le contestaban de la misma manera. Opinaban lo mismo... pero para él no era suficiente.
- ¿Es que la parapsicología se ha estancado?
- No, Irving, no, no nos hemos estancado, es que te centras en objetos de estudio sin interés... Los muñecos de nieve no hablan.
Parecía que todo un proyecto de vida comenzaba a desmoronarse. Parecía que la culpa de todo era suya, y que se centraba en cuestiones absurdas. "Pobres ineptos estancados viviendo del cuento... ¡¡Hay mucho en juego!!"
No podía claudicar. Sospechaba que algo más importante que sus propias aspiraciones personales estaba en peligro. No podía ser mera casualidad, y él lo sabía. Debía poner todo su empeño en preservar Cuervolandia. Y en su mano estaba una de las claves que podían ponerla a salvo de sus terribles sospechas. Tan sólo tenía que dar respuesta a esa maldita pregunta que parecía repetirse desde hacía años, en su mente, en sus sueños, y cuando formaba frases con las letras de su "sopa de letras", ese espesito manjar que servían en el cuervorrestaurante a la temperatura idónea de 9 grados centígrados....
¿QUÉ LE DICE UN MUÑECO DE NIEVE A OTRO?
Aviso: No dejen sueltos a sus hámsters, los cuervos podrían alimentarse de ellos accidentalmente.
Yo creo que hay algún secreto interés en que no se estudie bien esto de los muñecos de nieve. Y cuando el río suena... es que ajos come.
ResponderEliminarMi apoyo moral al Sr. Quintanaurría. Gracias a investigadores como él, algún día podremos saber lo que ahora muchos se afanan en ocultar.
En mi opinión, Sr. Quintanurria, el , mutismo de los muñecos de nieve no se debe a razones parapsicológicas, sino más bien, de índole física, dado que los muñecos de nieve han de mantener entre sí una actitud fría y distante, el primero que habla rompe el hielo y entonces el calor afectivo que transmite hace que se derritan y perezcan en húmedas agonías. De todos modos no se deprima amigo Quintanurria ha de saber que lo importante es el camino de la investigación y no su resultado. un cuervoabrazo a todos.
ResponderEliminar¿Y si en vez de botones le pusieran otra cosa en la boca? no sé... ¿unas lentejuelas?
ResponderEliminarNo me mires así que me derrito
ResponderEliminarEstimados visitantes, desde la gerencia haremos comunicar al insigne Quintanaurría sus comentarios... seguro que le animan en sus investigaciones.
ResponderEliminarPalomitera: Está claro que muchos, muchos, muchos, se afanan, afanan, afanan, en ocultar, tar, tar las grandes verdades de la vida, por lo que queremos que Cuervolandia sea a la vez parque de recreo y foro de divulgación científicoide. Gracias por sus ánimos.
Anónimo: ¿Es su comentario una metáfora para que dejemos de ser muñecos de nieve? ¿debemos acercarnos los unos a los otros a riesgo de mojar el suelo?
Anibilis: Sus consejos de estilismo no caerán en saco roto. Estamos convencidos de que todos los escultores de muñecos de nieve del mundo incorporarán las lentejuelas a su material de trabajo.
Diáfana: Aquí aspiramos a que se derrita de emoción todo visitante a Cuervolandia, bien sea por nuestras miradas, nuestras palabras o por el malfuncionamiento del aire acondicionado en Mondo Egypto...