3 de febrero de 2009

Delirium Tremens


 'Grave mentor'

 
'Sirta, la serpiente malaya'

Extracto de "Cartas a Mis Discípulos", por Tarquino el Menor, Siglo I

Lo primero que debes saber, joven Iulius Fontinus Valerio, es que los Augures desciframos signos de la voluntad de los dioses sin previa solicitud de un Magistrado de Roma en muy contadas ocasiones. Has de aprender mucho aún sobre los graznidos de las cornejas y el vuelo de los buitres para poder establecer conclusiones acerca de asuntos manifiestamente polémicos, y sobre los que se ha solicitado consejo, no digamos para hacerlo de manera espontánea. Por eso mi primer consejo es que continúes aplicando el augurio de una manera teórica más que práctica, no solo para llegar a dominar los fundamentos, sino para no molestar demasiado a los dioses. Debes dedicar más horas de estudio a tus libros, los Rituales y los Comentarios, que tiempo atrás fueron escritos por gentes mas sabias que nosotros, ad memorian rei perpetuam, antes de lanzarte a la aventura de augurar.

Aún así, estoy dispuesto a dedicarte estas líneas para ofrecerte mi asesoramiento, y que salgas de dudas.

Según tu, las aves de esas pequeñas aldeas Sedetanas al norte de Cesaraugusta, a las que te fuiste de eremita sin permiso, creo recordar, desarrollan un vuelo casi hipnótico a la vista, equívoco en sus trayectorias y de una elegancia magistral a pesar de ser simples Cuervos. Además su graznido, sin ninguna estridencia especial, produce una musicalidad en el alma que hace quien lo oiga respire más hondo y sea capaz de percibir más fuerte el olor de la tierra seca. Pollos y gallinas se presentan siempre con gran apetito y engullen todo aquello que se les eche. Las serpientes y reptiles que has encontrado en el ese secarral miran con una sabiduría que nos hace sentirnos pequeños, a pesar de ser animales desagradables a la vista, y peligrosos al trato. En tu estudio del clima me comentas que allí el calor es a veces insoportable pero que lo normal es que esté nublado, como a punto de llover, y que algún trueno y algunas gotas se escapan, pero no termina de descargar, por lo que el ambiente, aún en campo abierto, está peremnemente enrarecido, pero los rayos que preceden a esos truenos siempre caen a la derecha de Júpiter.

Es en todos estos datos, signos de buen augurio, en los que nos comentas que un templo en honor a todas las divinidades debe construirse allí, para divertimento de ellas. Olvidas que los augurios deben realizarse en los recintos especialmente diseñados para ello, y que rara vez se producen signos fuera de dichos recintos.

Más piensa, mi joven discípulo, que los dioses ya nos han otorgado victorias aquí en Cesaraugusta, y que ni el prefecto de la Ciudad, ni el gobernador de la Tarraconensis, ni nuestro amado Emperador Cayo Julio César Octaviano Augusto, van a trasladar recursos para construir un templo, a esa zona ya dominada mientras siga habiendo disidentes en el norte de la Hispania. Los dioses nos han puesto al servicio del Imperio, no lo olvides nunca.

Regresa pronto a nuestro lado, estimado Iulius, para poder reconducir tus estudios llegar a ser un gran augur.

Tarquino El Menor, Gran Augur de Cesaraugusta