6 de noviembre de 2008

El segundo gerente. Chapter two

  
 
 'Sinalagma' 
 
  'Somos legión'


Bueno, ya va siendo hora de que les comente el segundo hecho que impactó mi vida. Lejos quedan ya los años de mi loca juventud en Alemania, el resto de mi existencia discurrió en un eterno devenir de diferentes actividades, asumiendo (que no aceptando) que me había tocado vivir en un mundo de imperialismo y capital al que por narices hube de adaptarme.

Así acabé viviendo la vida de artista, quizá la única que merece ser vivida, continué componiendo canciones para músicos pop que como dice la propia palabra se elevaban al cielo, hacían “pop” y se desvanecían (Nick Kamen, Glenn Medeiros, Richard Marx, Transvision Vamp….)  Fueron tantos los desaparecidos del Pop que ya ni les aburro con la lista.

Un día me levanté y me di cuenta que había perdido la inspiración, al principio pensé que era flor de un día, recurrí a todos los trucos de la profesión, me encerré en un hotel durante meses, viajé a lugares exóticos, me empleé en subtrabajos como Bukowski, pero ni con esas. Además yo no podía recurrir al plagio y al trabajo de los demás como hicieron y hacen los escritores y artistas de éxito, porque yo era un escritor inexistente, eran los demás quienes utilizaban y plagiaban mi obra.

Por primera vez en mi vida empecé a desesperarme, no por el dinero que nunca me importó, sino por la pérdida de mi esencia, teóricamente no tenía problemas, podría vivir holgadamente de los royalties de mis canciones... Sin embargo, me faltaba algo.

Fue mi psiquiatra, el Dr. Lupiáñez, quien me propuso un curioso ejercicio: consistía en adentrarme en un entorno donde no hubiera nada, despojarme de todas mis cosas materiales y allí, sólo en medio de la nada, intentar encontrarme a mí mismo.

Así, una plomiza tarde de domingo me acerqué al desierto más cercano, me despojé de mis ropas, de mi cartera, de mi DNI, conté 10.000 pasos y al fin llegué a un punto que a pesar de estar en medio del desierto parecía estar nublado, de esos días como que no sabes si abrir o no el paraguas, con esa clase de tiempo destemplado en el que no hace frío para ponerse una chaqueta, pero tampoco hace calor... Me di cuenta de que estaba a punto de vivir el segundo hecho trascendental que jalonaría mi vida, y efectivamente, allí estaba el Cuervo……

-¿Te has encontrado ya? -Me preguntó-.

-No,… No lo sé -contesté espantado…- ¿Quién eres tú?

-Construirás un parque de atracciones.

-¿Pero, pero…?

-Ni pero, ni Mero. Craaaaak!!!!! (graznó furioso y se echó a volar)

En seguida me di cuenta de que eso no había sido un espejismo ni una visión, que ese lugar era yo mismo, y que había otras personas que también eran ese lugar, tenía que encontrarlas y hacer que ese sitio fuera lo más agradable posible, ese fue el mensaje del cuervo.

El resto de la historia es simple, junto con los demás gerentes hemos creado este lugar como faro para los que sienten Cuervolandia, para los que son Cuervolandia.

Y tú,.... ¿Eres Cuervolandia?
Visite los cuervocines
Por fin un ciclo de cine tártaro sin subtítulos!!!!!
Altramuces y pastillas de potasio por sólo una cuervoficha